Miércoles, 8 de Junio de 2016
Sobre las doce de la noche, una noche de luna llena le tocó a Aguilar Ramos entrar a su despacho. Allí se encontró con el representante de Mariano para negociar su contrato. Este le hizo cumplir a Aguilar Ramos tres promesas, usar el club de trampolín, subirle el sueldo al jugador y jugar en su puesto y rol favorito, Delantero Avanzado.
Ya por la mañana, a las diez menos cuarto, a Aguilar Ramos le tocó reunirse con su cuerpo técnico, el cual le recomendó que Kameni tutelase a Ernesto, portero juvenil de 17 años. A esa misma hora, tuvo que contactar con el representante de Mariano para negociar el contrato del jugador. El contrato no dio ningún problema, exceptuando que se tuvo que reducir un poco el prepuesto de fichajes en compensación con el de sueldos para poder pagar al jugador el sueldo de dos millones y medio que pedía. La clausula hubiera sido de doce millones, por lo que Aguilar Ramos la intentó aumentar hasta los quince, pero el representante la bajó hasta los doce y Luis aceptó para poder cerrar de una vez por todas el contrato del futuro fichaje del club malacitano, esperando que el Milan no se entrometiese.
Al día siguiente, sobre las siete y media de la tarde, el club recibió una oferta de cesión por Javier Ontiveros desde el Montpellier francés, pero Aguilar Ramos la rechazó porque consideraba que el jugador iba a ayudar en el primer equipo esta temporada. Además, mandó a los ojeadores a ojear a los siguientes equipos en busca de algún jugador útil y barato para la plantilla: Villanovense, Extremadura, Mérida, y Reus. También ojeó al hijo de Simeone, Giovanni Simeone e hizo oferta de cuatrocientos mil euros por Salomón Obama, jugador de dieciséis años del Atlético B.
El viernes, a la una del mediodía, recibió los informes que había pedido y los observó fríamente. Dedujo finalmente que ninguno de los ojeados merecía la pena, a excepción de Giovanni y de Obama, aunque también vio en el informe que quizás este último no tendría ganas de fichar por el club debido a que había llegado hace nada al club colchonero.
Por si fuera poco, Enrique Ruiz había decidido irse al Valencia como científico deportivo jefe. Pero el mánager malagueño no se rindió y se puso como loco a buscar un preparador físico, además de los demás puestos que le faltasen. Tras esta búsqueda de empleados, empezó a negociar los contratos de los jugadores que estaban acabando contrato y de jugadores que podrían irse. Era el caso de jugadores como Iván Rodríguez, Weligton, Charles o Demichelis.
La prueba fallida fue la de Iván Rodríguez, ya que el jugador parecía querer menos clausula de la actual para poder irse antes, pero el mánager malagueño no estaba de acuerdo, por lo que rompieron las negociaciones del contrato y esto significaba que no renovaría aún mientras el jugador pensara con esa mentalidad.
No tuvo suerte con Charles, que pedía cerca de dos millones por renovar pese a que Aguilar Ramos no confiaba siquiera ya en él y confiaba más en la inminente llegada de Mariano y la opción actual, Sandro.
Tampoco tuvo suerte con Demichelis, debido a que el jugador pensaba que la afición no lo quería, cosa que era cierto, puesto que la afición nunca le perdonó que se fuera y que demandara al club.
Afortunadamente, jugadores como Weligton o Duda sí que aceptaron renovar por lo menos un año más por menos dinero del actual debido a su avanzada edad. Por último, la mayoría del filial necesitaba renovar también y todos, sin excepción, aceptaron la renovación cinco años más.
Bueno, hasta aquí el cuarto capítulo. Espero que os haya gustado y que pronto sobrepase al primer capítulo, que ese sí que gustó bastante al parecer. Un saludo y hasta el próximo capítulo
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